En una conferencia sobre Edward Said y el neocolonialismo, Chomsky explicó que el imperialismo utiliza tácticas como la humillación y el terror de manera sistemática como una suerte de asedio simbólico que provoca el desgaste contra las poblaciones que desean subyugar. Sin embargo, en la franja de Gaza Israel se encuentra frente a una población que se rehusa a dejar de lado su dignidad y su derecho a vivir en paz.
Chomsky cuenta el caso de una mujer de 87 años, presa en una prisión de Gaza. Antes de que la mujer fuera expulsada por las fuerzas ocupacionistas de Israel, poseía una casa, granjas y tierra. La nieta de esta mujer, Ghada Ageel (refugiada en Canadá cuando la ocupación) visitó a su abuela en noviembre pasado: “Ella estaba inusualmente feliz. Sorprendida por su gran espíritu, le pedí una explicación. Me miró a los ojos y, para mi sorpresa, me dijo que ya no estaba preocupada”, pues su pueblo natal y la vida que había conocido antes se habían perdido irrevocablemente.
La tierra natal, dijo la anciana a Ageel, “está en tu corazón, y también sé que no estás sola en tu viaje. No pierdas el valor. Ya casi llegamos.”
Israel ha sofisticado también sus métodos para quebrar el espíritu de los palestinos: mientras estos han desarrollado métodos caseros para evitar los nocivos efectos del gas pimienta usado por los israelíes durante las protestas, el gobierno de Tel Aviv ahora utiliza aviones para rociar gases tóxicos sobre los manifestantes. La represión y la violencia, a decir de Chomsky, “buscan minar la dignidad a través de la humillación”, pues “la necesidad de humillar a aquellos que alzan la frente es un elemento insustituible de la mentalidad imperial.”
Esa distancia entre opresores y oprimidos es, para el intelectual, una barrera mucho más poderosa que la barrera física que separa a los desplazados de Gaza del lugar que una vez llamaron hogar. Chomsky, sin embargo, enfatiza que “no está más allá de la imaginación el que la barrera pueda caer trabajando en ello, como se ha hecho en otros lugares.” Chomsky sentencia: “A menos que los poderosos sean capaces de aprender a respetar la dignidad de las víctimas, las barreras irremontables permanecerán, y el mundo será dominado por la violencia, la crueldad y el amargo sufrimiento.”
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